Por Héctor Gómez Kabariq
Es cierto que la pandemia del coronavirus tomó “con los calzones abajo” a todo el mundo. Los gobernantes no sabían cómo mandar, los sistemas de salud no estaban preparados, los laboratorios médicos tampoco y el periodismo no sabía cómo cubrir una catástrofe de semejante magnitud.
Poco a poco los gobernantes fueron tomando medidas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia y para contener una mayor expansión, los sistemas de salud fueron fortaleciéndose para atender a los enfermos y la ciencia sigue trabajando en la búsqueda de remedios y vacunas.
Pero el periodismo no. A pesar del enorme porcentaje de responsabilidad que recae sobre los periodistas para ayudar a la comunidad cuando ocurre una tragedia de gran magnitud, éstos no se dieron por enterados y siguieron cubriendo el tema con un gran desconocimiento.
ALGO DE HISTORIA
Alguien dijo que “los periodistas deben ser un mar de conocimientos con un centímetro de profundidad”. No estamos obligados a sabérnoslas todas a fondo pero sí estamos obligados a aprender al menos de todo un poco para saber de qué estamos hablando.
Por allá en 1992 un irresponsable pastor evangélico que tenía un programa en una de las emisoras de Bucaramanga dijo al aire que en la ciudad iba a ocurrir en pocos meses un terremoto que mataría a todos los seres vivientes empezando por los humanos, como castigo por estar alejados de Dios. Su irresponsable mensaje se expandió voz a voz como pólvora, el pánico empezó a apoderarse de muchas personas y algunas de ellas ya hablaban de promover un suicidio colectivo. No había internet, la ciencia no había avanzado como hoy y el acceso al conocimiento era limitado.
El gobernador de Santander en ese entonces, Juan Carlos Duarte Torres, (primer gobernador del departamento elegido por el voto popular), tomó la rápida decisión de contratar a un científico experto en movimientos telúricos para que dictara un cuso intensivo a los periodistas a fin de que a través de ellos, con argumentos válidos, se pudiera decir la verdad y evitar una tragedia generada por el pánico. Qué es un temblor de tierra, por qué los terremotos no se pueden predecir, qué es el nido sísmico de los Santos, la falla geológica de San Andrés, la falla de California, las placas tectónicas, por qué tiembla la tierra, la historia de los terremotos, qué hacer frente a un sismo, etc., fueron temas que aprendimos los periodistas y se los transmitimos a la comunidad logrando evitar la tragedia que pudo haber causado el mentiroso pastor.
