La masiva presencia de venezolanos en territorio colombiano que han llegado huyendo del régimen de Nicolás Maduro, ha generado múltiples situaciones sociales y de orden público para las cuales el país no estaba preparado.

Una de las vertientes de esas situaciones es la del incremento en el índice de delitos callejeros como el robo y el atraco, a veces con homicidios incluidos. Además de que algunos venezolanos son agresivos en los semáforos, insultan si no les regalan algunos pesos, piden dinero prestado y luego no lo pagan, y otros toman inmuebles en arriendo y después huyen sin pagar el canon ni los servicios.

Ello ha generado una ola cercana a la xenofobia y una estigmatización creciente. La absoluta mayoría de venezolanos está trabajando honestamente pero por unos pagan todos. Esa ola de rechazo cobija a quienes no están delinquiendo.

¿ QUÉ PUEDEN HACER ?

Es tiempo de que las cosas cambien. Si los venezolanos honestos y decentes que vienen a trabajar correctamente asumieran actitudes distintas, otro gallo cantaría.

Deben adelantar acciones orientadas a mitigar el rechazo y hasta generar comprensión y afecto.

Por ejemplo :

Podrían empezar organizando grupos de migrantes que adelanten jornadas de barrido y limpieza de parques y andenes, parques y andenes  que muchos usan para dormir.

Ejecutar siembras de árboles en zonas marginales de pueblos y ciudades, árboles que les pueden regalar las corporaciones ambientales y las alcaldías.

Concientizar a sus compatriotas para que adopten actitudes decentes y dejen de delinquir; y delatar a quienes estén cometiendo delitos. Los buenos conocen a los malos. Educar a sus connacionales para que dejen de ser agresivos con los conductores y no rayen carros en los semáforos; para que entiendan que no es obligación entregarles dinero;  y para que paguen las deudas y los compromisos que adquieran.

Si a las anteriores sumaran otras actividades cívicas y de buen comportamiento, distinta imagen podrían alcanzar.

Es cierto que su situación es crítica y que merecen ayuda para afrontarla pero deben poner de su parte, ayudarse, para que no paguen todos por lo que hacen algunos.

Y ojalá hicieran algo para que la situación en su país cambie y puedan regresar a Venezuela más temprano que tarde. Estar en sus condiciones en países ajenos es una lamentable y muy triste tragedia que nadie quisiera vivir.

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