Conocedores del tema recuerdan que por recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Presidente Santos subió el IVA del 16 al 19 por ciento y advierten que ahora este organismo está sugiriendo aumentar la edad de pensión y no subir el salario mínimo durante varios años. Por pertenecer a la OCDE, Colombia deberá pagar una cuota de 4 millones de euros cada año, unos 15 mil millones de pesos anuales. El abogado Carlos Alfaro Fonseca hace un análisis de este paso que acaba de dar el Presidente Santos, al afiliar a Colombia a esta entidad.

Por: Carlos Alfaro Fonseca
La Ocde, asociación de países que promueve las buenas prácticas en gestión pública y logro de indicadores sociales, comunicó oficialmente la invitación a que Colombia se convierta en el miembro número 37.
A diferencia de otras organizaciones internacionales, ésta no provee recursos financieros, no otorga créditos, ni fondos para el financiamiento de inversiones. Solo sirve para dar empleo a políticos que salen de los gobiernos y que cobran millonadas por hacer de asesores y que en realidad hacen poco o nada. Aportaciones pocas, es más una organización pantalla para seguir pagando sueldos exagerados a los políticos, pero esta vez escogidos a dedo.
Hablemos claro. Ese invento es de los países ricos para obligar a sus deudores a apretarse el cinturón y a que paguen los multimillonarios préstamos que hacen los agiotistas; es endeudar a los países pobres a tal punto que se conviertan en las marionetas de los poderosos. Lamentable que a estas alturas de mandato, Santos empañe su gestión con este luctuoso anuncio. Nosotros como latinoamericanos pertenecemos a otro mundo lejos de los odiosos caucásicos; porque aquí no se vive, sino que se sobrevive.
La gran mayoría de esos países son europeos; acá se reciben menos divisas de la Unión Europea en asuntos de exportación, que lo que se recibe en remesas de los colombianos viviendo en el exterior. Pertenecer al club de ricos sin serlo y con una tasa de desempleo del 12% y una industria estéril y una inversión extranjera ausente. La gestión pública óptima se hace con gente proba, no sobre pactos en papel de buenas intenciones y menos con quienes siguen aprovechando la buena fe de los ciudadanos.
Se dice que este susodicho organismo es un embeleco y una forma de entregar el control de las finanzas de la nación a terceros. No se puede competir globalmente, vendiendo cueritos, florecitas y cafecito. Nuestra inseguridad jurídica, trabas para la inversión, corrupción y costos, espantan la inversión. Primero piensen en las vías pésimas y los peajes tan costosos, además de los costos logísticos; eso saca del ring al país, lo hace menos competitivo.
Cómo un país con 240 mil hectáreas sembradas de coca, marihuana y amapola tiene cabida en una organización, dizque, de buenas prácticas. ¿No será que sus intereses son más de tipo económico? Creo que la OCDE lo que revisa son papeles y no la efectividad de las políticas. Se parece al cuentico de la acreditación de alta calidad de las instituciones de educación superior. Nos volvimos ricos de la noche a la mañana y ya pronto seremos una potencia militar mundial. Definitivamente la coca compra todo y debería convertirse en referente monetario como el oro.
Lo único cierto de este cuento es que nos van a subir el IVA, también la droga para darle gusto a las multinacionales farmacéuticas, nos impondrán más años para pensionarnos y no van a subir el salario mínimo. Y el costo de permanencia anual es cuatro millones de euros.
La situación de Colombia en la OCDE es, coloquialmente hablando, como la de una familia pobre con 12 hijos y miembro del Country Club.
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