
El próximo 2 de Diciembre se cumplen 21 años de la muerte del capo de capos del narcotráfico en Colombia y en el mundo, Pablo Escobar Gaviria, en un operativo del Bloque de Búsqueda de la Policía.
Su baja se produjo cuando Escobar era el delincuente más buscado en todo el mundo hasta el punto de que las autoridades colombianas ofrecían 10 mil millones de pesos y Estados Unidos ofrecía 5 millones de dólares a quien suministrara informaciones que condujeran a la captura o muerte del jefe mafioso.
El impacto de su muerte es apenas comparable al que causó en 2011 la baja de Osama Bin Laden, el jefe de Al Qaeda.
A pesar de que está plenamente probado y confirmado que la muerte de Escobar se produjo a manos de la Policía y que uno de los impactos definitivos lo propinó el entonces Mayor de esa institución Hugo Aguilar Naranjo, quien comandó la operación del Bloque de Búsqueda de Escobar en Medellín, periódicamente aparecen versiones que atribuyen el episodio a otras autoridades y aún a grupos delictivos enemigos de Escobar.
Su muerte se la han querido atribuir equivocadamente a la CIA, a la DEA y hasta al Grupo Delta de Estados Unidos.
Pues hace un par de días el confeso narcotraficante Diego Murillo, alias don Berna, quien purga una condena de 31 años de cárcel en Estados Unidos, dijo que a Escobar lo había dado de baja su hermano Rodolfo Murillo.

Conocida esta declaración, el General (r) Hugo Martínez Poveda, Comandante entonces del Bloque de Búsqueda de la Policía dijo: “No es verdad lo que (‘don Berna’) dice. El operativo fue realizado íntegramente por miembros de la Policía y solo ellos dispararon”.
A su turno el coronel (r) Hugo Aguilar Naranjo, quien comandó el operativo en el que se dio de baja a Pablo Escobar manifestó: “… el otro impacto de bala, el de la pistola 9 milímetros que le entró a Pablo Escobar por un costado, lo hice yo”.
Sobre el particular, para hacer mayor claridad, queremos transcribir apartes de una entrevista que le hiciera el año pasado, (2013), el canal Caracol Televisión al coronel Hugo Aguilar Naranjo, la cual fue luego publicada en el diario El Espectador. Esta es la versión del periódico:
“El coronel (r) Hugo Aguilar recordó paso a paso cómo fue la operación para abatir a Pablo Escobar en 1993 y de qué manera él mismo fue quien lo dio de baja.
El exoficial contó que Escobar lo llamaba para tratar de sobornarlo o amenazarlo y de qué manera surgió la idea de crear el grupo de los Perseguidos por Pablo Escobar (Pepes).
El coronel relata que cuando los enemigos del capo empezaron a combatirlo con sus mismos métodos, él y el coronel Danilo González se inventaron el nombre de Los Pepes. Lo hicieron para que no le atribuyeran a la Policía los crímenes entre narcotraficantes. La idea salió de un yin Pepe que vestía un policía. Incluso, agregó Aguilar, en los levantamientos de cadáveres colocaban papeles con Los Pepes y se sabía que los hermanos Castaño libraban su guerra contra el capo.
Sin embargo, Aguilar dejó claro que, más allá de la guerra que Escobar ya libraba contra los Castaño, el cartel de Cali o los Moncada, el capo cayó por el sistema de triangulación con radios Thompson que le dio la DEA a la Policía. Además, sostuvo que la mayoría de suboficiales o agentes que participaron en la acción fueron retirados sin pensión, es decir, que el Estado fue desagradecido con ellos.

El resto de la operación es como se conoce: Escobar habló más de la cuenta por el teléfono, fue localizado y el propio Aguilar lo dio de baja.
Según él, el primer tiro le entró por la espalda y Medicina Legal corroboró que le atravesó el corazón. Después un teniente, con un fusil R-15, le dio el tiro que le salió por un oído. La DEA fue la que tomó las fotos e hizo las filmaciones. Aguilar rechazó una reciente versión de que el exdirector de la Policía Óscar Naranjo participó en la acción. “Era simplemente un oficial de enlace”. También rechazó la versión de que fueron los hermanos Castaño quienes dieron la información clave.
Aguilar concluyó que fueron determinantes los informantes y las recompensas, pero que fue la Policía la que abatió a Pablo Escobar.
Además, recordó que habló por lo menos 30 veces con el capo. Escobar lo llamaba para insultarlo, decirle que iba a matarle a toda su familia y que le recibiera plata para que no viviera miserablemente.
Según Aguilar, él le contestaba con improperios diciéndole que le iba a cobrar todo lo que le había hecho al país y que si le tocaba a su familia, él le mataba la suya en Medellín porque la tenía ubicada.
Aguilar Naranjo, Gobernador de Santander entre 2004 y 2007, concluyó que toda la verdadera historia de la persecución de Escobar no se ha contado totalmente y que Los Pepes fueron realmente la guerra interna del narcotráfico, distinta a la que libró el Estado”.

Por otro lado y en su momento, el diario El Colombiano de Medellín publicó la siguiente reseña sobre los últimos momentos de vida de Pablo Escobar:
“El jefe del cartel acababa de almorzar un plato de espaguetis, se había quitado los zapatos y había decidido realizar una llamada telefónica mientras descansaba en su cama. A su interlocutor le dijo: «Espérate que oigo algunos movimientos raros allá afuera». Alias ‘el Limón’, su guardaespaldas de los últimos días, se asomó a la ventana en el momento mismo en que los hombres del Bloque de Búsqueda se acercaban a la puerta por el frente de la casa.
En un acto de desesperación y entrega para con ‘el Patrón’, Agudelo salió a la calle disparando su pistola 9 milímetros, en una maniobra que pretendía distraer al comando uniformado, y darle la oportunidad a Escobar de escapar por la parte trasera de la casa. La maniobra no alcanzó a funcionar: ‘el Limón’ cayó abatido en cuestión de segundos en el antejardín, mientras Escobar saltaba desde una ventana del segundo piso hacia el tejado de barro de la casa vecina.
Pero allí lo esperaban dos hombres del Bloque. (Uno de ellos era el entonces Mayor Hugo Aguilar). Escobar comenzó a disparar hasta agotar 12 de las 13 balas que llevaba en su Sig Sauer 9 milímetros, pero no logró escapar. Los dos efectivos del Bloque dispararon con gran precisión. Tres tiros atravesaron la cabeza de Escobar. Dos balas más se alojaron en su pierna derecha, otra en el muslo izquierdo y una más arriba de la cadera”.
Esa es la verdad sobre la muerte del mayor capo del narcotráfico que ha tenido el mundo: Pablo Emilio Escobar Gaviria. Lo demás son especulaciones que tratan de demeritar la acción de las autoridades colombianas.
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