Por Héctor Gómez Kabariq
La siguiente fue mi intervención de hoy en el programa «Únicamente la Verdad» del periodista Juan Manuel González a través de su emisora Onda 5 de Bucaramanga :
Buen día Juan Manuel. Gracias y cordial saludo desde mi bella Zapatoca.
Con la maldita aparición de la pandemia del covid 19 y con las consiguientes medidas de cuarentena dictadas por los gobiernos, ha aparecido otra plaga que antes no existía. La plaga de los covimbéciles. Existen en Colombia y en Cafarnaún. Unos son aquellos tarados que se creen inmortales y otros son aquellos ignorantes que están dispuestos a contagiar y eventualmente hasta a matar a sus seres más queridos, pasando por los amigos y los vecinos.
A pesar de la gravedad de la pandemia, de los muertos y de los contagiados, todavía la niegan, dicen que el mal no existe; salen a las calles y comercios sin el tapabocas o lo usan en la barbilla o a manera de balaca; afirman que es una mentira global para luego inyectarnos vacunas con chips de control; creen que si se enferman, con una aspirina se curan; o afirman que “de algo nos tenemos que morir”. Hay otros, covimbéciles ingenuos, que creen que el fin de la cuarentena ha significado el fin de la pandemia desde el pasado primero de septiembre.
Hay covimbéciles que organizan o asisten a fiestas masivas; si deben hacer filas no guardan la distancia necesaria; cuando alguien les pide que usen adecuadamente el tapabocas o que no se les acerquen, sacan a relucir el machismo, se enojan, insultan o dicen que es que el calor los sofoca; y unos más, que pueden ser catalogados como criminales, a pesar de tener síntomas los desestiman y salen a las calles a hacer vida normal. Estos últimos deberían ser catalogados por la justicia como agentes conscientes criminales propagadores de la pandemia y ser llevados a la cárcel.
Y no faltan, Juan Manuel, los covimbéciles que se burlan de aquellas personas que sí usan adecuadamente tapabocas y caretas, y que mantienen distancia prudente unos a otros. Los ven con malos ojos y los catalogan de exagerados.
Todos ellos sólo cambiarán de actitud el día que se contagien y sean llevados a una UCI, o el día en que por su culpa sus seres queridos corran la misma suerte.
Por ellos es que las cifras de contagio y de muerte no bajan con la celeridad que uno quisiera. Si existiese disciplina, en medio del necesario levantamiento de las drásticas medidas restrictivas, otro gallo cantaría, como está ocurriendo en varios países del orbe que ya han derrotado a la pandemia. Si no se hubiese levantado el confinamiento total, la economía no habría soportado un día más y el hambre estaría matando y generando una dura crisis social y hasta de orden público. Pero si no hay disciplina, nada de raro tiene que el gobierno nos decrete otra vez casa por cárcel a término indefinido para contener lo que los expertos llaman rebrotes.
Ante la pasividad de las autoridades frente a estos covimbéciles, lo único que nos queda es alejarnos de ellos y aprovisionarnos de paciencia.
Es todo por hoy Juan Manuel. Gracias y buen día hermano.
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