El ingeniero Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga, no tenía ninguna opción política de llegar a ser Presidente de la República a pesar de que desde el año pasado a través de las redes sociales estaba adelantando campañas proselitistas con ese supuesto objetivo.
Hernández no tiene organización de campaña, fracasó rotundamente como alcalde de la capital de Santander, fue retirado del cargo por hechos de corrupción, no tiene ninguna credibilidad, no tiene conocimientos de gobierno, es un personaje apenas conocido en su entorno parroquial, y en las esferas nacionales solo es mirado como un sujeto irrespetuoso que insulta y agrede físicamente a quienes denuncian sus actos indebidos, más no como alguien que pueda aspirar a la primera magistratura del país.
La autopostulación de Hernández hacía recordar al célebre iluso y enfermo mental Gabriel Antonio Goyeneche, portero de la Universidad Nacional, que fue candidato a la presidencia de Colombia varias veces entre 1958 y 1970, y quien prometía pavimentar el río Magdalena y poner una marquesina sobre Bogotá para proteger a la ciudad de las lluvias.
Pero, si por las anteriores razones Hernández no tenía la más mínima opción presidencial, ahora ya no podrá ni siquiera ser candidato a raíz de una nueva sanción disciplinaria que le acaba de imponer la Procuraduría General.
Esta vez deberá pagar como sanción el equivalente a cinco meses del sueldo que devengaba en calidad de alcalde, (unos 70 millones de pesos), por haber insultado y agredido al veedor ciudadano Fernando Martínez a quien trató de “lavaculos de la política” cuando era alcalde por haberle reclamado que respetara las zonas verdes de un parque de Bucaramanga.
Al acumular tres sanciones durante los últimos cinco años por faltas disciplinarias graves o dolosas, queda inhabilitado automáticamente para desempeñar cualquier cargo estatal durante los tres años siguientes, incluido obviamente el de Presidente de la República, tal como lo establece el Ministerio Público.
Esta inhabilidad opera automáticamente sin que sea necesario declararla expresamente dentro del acto administrativo que impone la última sanción disciplinaria o en algún otro acto y genera efectos jurídicos durante los tres (3) años sin importar que en este período alguna de las tres sanciones caduque al exceder el término de su vigencia.
Si las sanciones hubiesen sido por hechos fiscales, la inhabilidad automática sería de cinco años.
En el caso de Hernández, la inhabilidad será de tres años. Es decir, hasta el año 2023 y las próximas elecciones presidenciales serán en el año 2022. El exalcalde de Bucaramanga, quien tiene 75 años de edad, ya no podrá ni siquiera inscribirse como candidato a ningún empleo público durante los próximos tres años, tiempo durante el cual además tampoco podrá ser contratista del Estado.
Sobre las dos anteriores sanciones a Hernández por parte de la Procuraduría, la primera está relacionada con un funcionario de la Secretaría de Infraestructura de la Alcaldía a quien también el exalcalde insultó y agredió verbalmente; y la segunda fue una suspensión e inhabilidad especial de ocho meses por agresión física y verbal contra el concejal Jhon Jairo Claro, quien recibió un golpe en la nuca y varios «hijueputazos» proferidos por el entonces Alcalde Hernández.
Pero no son estos los únicos casos que afronta el exalcalde Hernández ante las autoridades. En la Procuraduría existen contra él otras decenas de procesos disciplinarios y en la Fiscalía también existen otros hechos en su contra, siendo el más sonado el de la irregular y fallida adjudicación de un contrato con la firma Vitalogic para el tratamiento de las basuras, por el cual uno de sus hijos iba a recibir a manera de comisión ilícita cerca de 300 mil millones de pesos, tal como lo prueban evidencias escritas y sonoras que se hallan en poder de la justicia penal.
Dentro del episodio de Vitalogic, el pasado 7 de febrero la Fiscalía le imputó al exalcalde el cargo penal de interés indebido en la celebración de contratos y se esperan resultados de fondo para antes de finalizar el presente año.
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