La sociedad San Vicente de Paúl es una organización católica internacional de seglares fundada en París en 1833 por el joven estudiante de la Universidad de la Sorbona Federico Ozanam, bajo el patrocinio de Nuestra Señora la Virgen María y de San Vicente de Paúl. Tiene por objeto el mejoramiento espiritual de sus socios mediante el ejercicio de la caridad y de la justicia.
En Colombia la sociedad San Vicente de Paúl fue fundada en Bogotá por el joven Mario Valenzuela el 18 de octubre de 1857. Este joven luego se haría sacerdote de la compañía de Jesús. Esta entidad se fue extendiendo por el país, el 23 de septiembre de 1882 se crea esta asociación en Medellín y en 1895 se fundó en Bucaramanga.
El 20 de agosto en 1903 se estableció la Sociedad San Vicente de Paúl en Zapatoca con el esfuerzo del párroco Antonio Vicente Arenas, el padre Claudio Acevedo Gómez y el General Leónidas Acevedo. Este último fue elegido presidente primero y segundos vicepresidentes fueron los señores José María García y Sacramento Tristancho. La sociedad San Vicente de Paúl Zapatoca obtuvo su personería jurídica el 8 de julio de 1904.
Los socios iniciaron su apostolado ayudando a familias muy pobres con mercados, con el pago del arriendo de sus casas y también con el suministro de medicamentos.
En el año 1909 la sociedad resolvió pedir ayuda a zapatocas generosos y luego de recibir varias donaciones, compró un lote al norte del municipio, en su parte alta, donde hoy está el barrio San Vicentico. Lo recibió mediante escritura pública 269 de 23 de junio de 1909. El 19 de julio de ese mismo año se celebró la bendición de la primera piedra y se inició la obra construyendo casas sencillas pero con los servicios básicos necesarios.
Desde ese año la sociedad ha seguido con la administración del sector, continuando la construcción de casas y mejorando las ya existentes. El barrio cuenta con 43 casas, capilla, guardería infantil, escuela, salón comunal y puesto de salud.
El primero de mayo de 1971 la sociedad fundó en San Vicentico la guardería infantil Los Chaticos con la ayuda del Instituto de Bienestar Familiar para albergar a decenas de niños del sector.
Las casas son para los pobres, no se les venden ni se les regalan, se arriendan a un canon cuyo monto depende de los servicios que tenga la vivienda y de la capacidad económica de la familia, yendo de 80 mil a 200 mil pesos mensuales. Para obtener una vivienda, la familia hace la solicitud por escrito a la Junta de San Vicente de Paúl, ésta analiza el caso y lo aprueba. La familia debe asumir compromisos como los de tener buena conducta, acudir a una reunión mensual de formación y participar en las organizaciones a favor del barrio.
Sus habitantes son familias laboriosas, trabajadoras, honradas, solidarias unas con otras, cuidan el entorno verde, asean las empedradas calles y periódicamente realizan actividades para recolectar fondos con destino al mejoramiento del barrio, de su guardería y de su capilla.
Aunque la obra es de católicos no se necesita pertenecer obligatoriamente a esta corriente religiosa, pero a los que no lo son se les recomienda no hacer proselitismo religioso en el barrio.
El barrio San Vicentico es un buen ejemplo de la solidaridad, de la fraternidad y de la cultura de todos los zapatocas.
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