Al cumplirse los primeros cien días del gobierno del presidente Iván Duque Márquez, su popularidad cae estruendosamente como consecuencia de los paros universitarios, de los atentados del ELN contra la infraestructura económica de la nación y contra las empresas de transporte, por las propuestas del ministro de hacienda Alberto Carrasquilla para gravar con nuevos impuestos los artículos de primera necesidad y por el fracaso de la plataforma legislativa para combatir la corrupción.

Cinco proyectos de reforma constitucional y legal presentados por la nueva administración han recibido entierro de pobre en el Senado y la Cámara de Representantes, como consecuencia de los errores políticos cometidos inicialmente con la elección del contralor general de la república, cuando el partido Centro Democrático, del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, en medio de una absurda algazara triunfalista, buscaba quedarse con los organismos de control fiscal y disciplinario.

El equivocado manejo de las aspiraciones al interior del partido Centro Democrático, que desconocía los resultados del concurso para la elección de contralor general de la república, les arrebataba ese derecho a sus aliados naturales, los congresistas conservadores, cuyo candidato, el ex magistrado Wilson Ruiz, había ganado el concurso de méritos organizado por la Universidad Industrial de Santander a solicitud de las mesas directivas del Congreso de la República.

La obsesiva aspiración del doctor José Félix Lafourie, al cargo de contralor general de la nación, en medio de una confrontación personal con el titular de ese despacho, Edgardo Maya Villazón, hizo trizas la posibilidad de un pacto político, cuyas consecuencias se sienten ahora en el Senado y la Cámara de Representantes, cuando se cumplen los primeros cien días del nuevo gobierno.

La bancada política mayoritaria en el actual Congreso de la República está compuesta por los parlamentarios del partido Cambio Radical, que dirige el ex candidato presidencial Germán Vargas Lleras, al que le dieron la espalda a la hora de conformar una gran coalición de gobierno.

Es equivocado dejar a la deriva a los diferentes partidos políticos que conforman el Honorable Congreso de la República, cuando se quiere aplicar una política de tierra arrasada, dejando tirados en la arena a sus contradictores y usufructuarios de la pasada administración.

Tendrán que llamar a Vargas Lleras para que salve los proyectos fundamentales del nuevo gobierno nacional en esta legislatura, a riesgo de que fracasen todas las iniciativas que ha presentado a consideración del órgano legislativo del poder público, la nueva administración del presidente Iván Duque.

El gobierno está apoyado por una coalición minoritaria para el trámite de las reformas constitucionales y escasamente logra la aprobación de sus proyectos, cuando se obtiene el consenso en ambas cámaras.

Es evidente que la opinión pública se encuentra a la expectativa de los resultados de la mal llamada “Ley de Financiación Estatal” que no es otra cosa que una reforma tributaria disfrazada y equivocada, con un ministro de hacienda altamente cuestionado por el fracaso de los ‘Bonos Carrasquilla’ inventados hace veinte años por el mismo funcionario para financiar las obras de los acueductos municipales y por la pretensión de gravar con el impuesto al consumo todos los artículos de la canasta familiar. Como decimos en Santander, con un lenguaje vernáculo, gráfico y coloquial: ¡tiene huevo el señor Ministro!

Por Rafael Serrano Prada. – Director/EL FRENTE.

——-