Cada año, el 16 de diciembre suenan los villancicos al ritmo de panderetas, maracas y cascabeles. Estos sonidos anuncian el inicio de la Novena de Navidad o de Aguinaldos, una de las tradiciones más antiguas de la religión, la cual comienza nueve días antes del nacimiento del niño Jesús.
También por esta misma época aparecen en hogares, templos y centros comerciales, los llamados pesebres que evocan las circunstancias en que nació el Niño de Belén. En el caso de Zapatoca, Santander, el cura párroco aprovecha la ocasión para evidenciar su codicia.
EL PESEBRE
Cuentan que fue en el siglo XIII cuando San Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la pobreza, inició la costumbre de representar el nacimiento de Jesús por medio de figuras. Desde entonces, la Virgen María, San José, el Niño Dios, los tres reyes magos, los pastores, la mula y el buey, se convirtieron en los protagonistas del pesebre.
La idea de representar con figuras el nacimiento de Cristo le surgió a San Francisco de Asís durante un viaje que hizo en 1.223 a la gruta de Belén, sitio donde nació el Niño Jesús. San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, representó el primer Belén en una cueva próxima a la ermita de Greccio, Italia, el 25 de diciembre de 1223. La encargada de difundir la tradición de representar el nacimiento fue santa Clara de Asís.
Fue en la Edad Media y en el Renacimiento cuando se agregaron al pesebre las figuras de los pastores de Belén y los tres reyes magos (Melchor, Gaspar y Baltazar), quienes trajeron al niño ofrendas de oro, incienso y mirra, cuenta la historia.
Pero los comerciantes de los nuevos tiempos poco a poco fueron apoderándose de esta costumbre religiosa hasta convertirla en otro foco del consumismo. Por ello hoy en los pesebres se colocan elementos que no tienen nada que ver con el nacimiento ni con la época del niño Jesús, pero que sí representan jugosos ingresos a los negociantes. Carros, aviones, trenes, móviles, peluches, motores, etc., hacen parte de los nuevos pesebres.
