Por Oscar Jahir Hernández
Si la Contraloría General de la República decidiera ejercer en debida forma sus funciones como ente de control fiscal de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, Juan Camilo Beltrán Domínguez tendría que pedirle perdón a los comerciantes santandereanos por el manejo de los dineros que éstos le confiaron, así como un día tuvo que darle explicaciones a la Junta Directiva cuando decidió imponer a Sergio Adolfo Velásquez Bastidas en los cuadros directivos de la entidad sin agotar los consabidos procesos de selección para el cargo.
Desde el arribo de Beltrán, hace ya casi diez años, los empleados han tenido que ver día a día no solo los abusos de poder sino también la arrogancia que caracteriza su actuar cuando de atender a las personas se trata. Su partida de las oficinas de la carrera 19 está muy próxima, pero antes de que ello se dé sería bueno anotar en el libro de salida algunas explicaciones que desde hace mucho se han debido dar.
¿ DE QUIÉN ES CENFER ?
Según la escritura pública número 7639 del 30 de diciembre de 1991, el Centro de Ferias, Exposiciones y Convenciones de Bucaramanga S.A. se constituyó en una sociedad de economía mixta cuyos principales accionistas son la mencionada Cámara de Comercio, la Universidad Autónoma, el Municipio de Bucaramanga, el Municipio de Girón y el Departamento de Santander quienes para el momento de la constitución y la fecha actual conforman el 85% de las acciones. El 15% restante se encuentra en manos de 115 personas naturales y jurídicas dentro de las cuales se destacan Cemex Colombia, Acueducto Metropolitano, Urbanizadora Marín Valencia, Camacol, la Sociedad de Ingenieros y la Sociedad de Arquitectos entre otros.
Han sido todos ellos quienes en su calidad de accionistas han nombrado las juntas directivas que han llevado al fracaso administrativo y financiero de Cenfer, una entidad que a pesar de tener ingresos operacionales por más de 13.300 millones de pesos al año fue considerada inviable, razón por la cual esos mismos accionistas decidieron entregar a dedo la operación comercial a una persona privada no sin antes tener el generoso gesto de despedir a 25 trabajadores de nómina en medio de una pandemia, a pesar de que su grito de solidaridad era: “De esta salimos juntos” ¿Qué ironía verdad?
SE LO ESTÁN RIFANDO A PEDAZOS
La entrada de un particular a manejar la operación de Cenfer está revestida de intereses personales que la opinión pública seguramente conocerá cuando Juan Camilo Beltrán ya no tenga las llaves de la presidencia y los miembros de la junta comiencen a entender quién estuvo detrás de todo. El Concejo de Bucaramanga expidió hace tan solo cuatro años un comunicado en el que exaltaba la labor de Cenfer como un “sinónimo de solidez y la equivalencia de progreso, desarrollo y generación de empleo”, lo cual hacía imposible pensar que en el 2020 ese mismo centro sería la más clara muestra de la ineficacia de Beltrán como dirigente gremial.
