En septiembre del año pasado algunos países con los mayores recursos educativos y de salud del mundo resolvieron poner en práctica la llamada alternancia educativa tal como ahora se piensa hacer en Colombia. Fue un fracaso.
Los resultados en esos países fueron desastrosos. Aumentaron los casos de covid19, miles de niños y docentes se contagiaron, transmitieron el virus a sus familias, y los gobiernos se vieron obligados a reversar la medida y a volver a las clases virtuales sin ninguna excepción.
El caso más significativo fue el de Europa.
En España tras 15 días de alternancia en septiembre pasado se cerraron 117 escuelas y alrededor de 214 aulas al registrar contagios por coronavirus en los centros educativos.
En Francia, según el Ministerio de Educación, tras esos 15 días, 89 centros y algunas universidades, como la sede de Sciences Po en París, tuvieron que ser clausurados.
Otro ejemplo es el del Reino Unido, donde en esos 15 días de reapertura se registraron casos de covid19 en 1.118 colegios.
En Praga, (República Checa), luego de esos 15 días de alternancia en septiembre, el gobierno ordenó la vuelta a la virtualidad de todas las universidades debido al fatal aumento de los contagios.
A la fecha, febrero de 2021, en esos países todavía las clases en escuelas, colegios y universidades, se están desarrollando en forma virtual.
Si ese nefasto resultado de la alternancia educativa se dio en países desarrollados, con mayores recursos educativos, con más altos índices de disciplina colectiva y con mayores disponibilidades en materia de salud, fácilmente podemos imaginar lo que habrá de suceder en Colombia si se impone ese sistema de clases en el país.
Sería el peor desastre en materia de salud en un país donde los índices de la pandemia cada día son más elevados, donde la mortalidad y los contagios siguen aumentando, y en donde los sistemas de salud ya colapsaron.
Las autoridades en Colombia deben evaluar si es preferible mantener las clases virtuales por lo menos un semestre más hasta cuando la vacunación haya avanzado y los contagios empiecen a disminuir, o si condenan a estudiantes, docentes y padres de familia a que contraigan el mortal virus.
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