En el lugar se construyó una iglesia en el siglo IV, que fue reconstruida de nuevo por cruzados en el siglo XII, después de que Saladino la destruyera durante la conquista de Jerusalén. La cripta no fue dañada y se conserva desde entonces, dado que María también es honorada en el Islám.
Junto a la entrada a la iglesia se encuentra la entrada a la gruta de la Traición de los católicos, donde presuntamente se produjo la detención de Jesús.
Dentro del lugar se encuentra una recámara funeraria hecha en piedra en la que, supuestamente, descansó en paz la Virgen antes de subir a los cielos. Al entrar se puede visualizar una larga escalera que conduce al fondo de una gran gruta donde, en un rincón, se puede encontrar una gran piedra que protege la tumba sagrada. El ingreso es dificultoso porque la entrada es sumamente pequeña.
El ambiente en su interior es muy oscuro tan solo iluminado por la luz de las velas y decorado por pinturas que hacen referencia a los eventos de la Dormición y la Asunción. Al lado este se encuentra se encuentra la Capilla de la Tumba de la Virgen María en cuyo altar a través de un cristal es posible ver la piedra sobre la que se acogió el cuerpo yacente de la Virgen. Sobre el ventanal los peregrinos encienden una vela como manda la tradición ortodoxa. En una capilla adyacente a la de la Virgen se puede visitar la tumba de los padres de María, Joaquín y Ana como también la tumba de San José, situada a la izquierda de la Cripta de María. En la parte sur de la cripta se puede admirar un mihrab orientado en dirección a la Meca, recuerdo del dominio árabe en el templo.