Cada día que pasa arrecian las críticas contra el alcalde de Bucaramanga Juan Carlos Cárdenas. Cada día la gente manifiesta más su desencanto. Y cada día la ciudad va de mal en peor.
Dejó quebrar a la empresa de transporte masivo Metrolínea que va rumbo a su liquidación y desaparición; destruyó el programa de la estampilla del adulto mayor; no ha destinado presupuesto para llevar mercados a las familias más pobres afectadas en su precaria economía por la pandemia del coronavirus; ni avanza ni frena en el alocado proyecto de las ciclorutas; las calles céntricas de la ciudad siguen convertidas en algo peor que un mercado persa; la inseguridad, los homicidios, los atracos y los robos, son cada día más frecuentes, más descarados y más aterradores; sus asesores no tienen ni idea de lo que es el gobierno; su gabinete es mediocre; no ha tomado decisiones de salud que permitan ampliar la capacidad hospitalaria de la ciudad para atender a los pacientes del coronavirus; y mientras en las demás capitales departamentales la pandemia ya está en descenso, en Bucaramanga sigue en ascenso y falta que llegue a su máximo pico por culpa de las malas decisiones que ha tomado esta alcaldía. Ello por enumerar sólo algunas de las tantas embarradas del alcalde Juan Carlos Cárdenas.
Pero los peores atentados del alcalde Cárdenas contra la salud y contra la seguridad de los bumangueses ocurrieron en los últimos cinco días. A pesar de que el gobernador de Santander Mauricio Aguilar Hurtado le pidió que no autorizara ni las caravanas ni las marchas que estaban previstas para el pasado viernes porque se sabía que iba a haber alteraciones del orden público, Cárdenas promovió la una y autorizó la otra con un lamentable saldo de policías y civiles heridos y multimillonarios daños materiales causados por el vandalismo. Y esta semana le dio por eliminar la restricción del pico y cédula que bajaba al 50 por ciento la presencia de gentes en las calles por aquello del coronavirus. Ahora todos los habitantes de Bucaramanga, contagiados o no, pueden salir a las calles y negocios y usar el transporte público a toda hora del día todos los días. Se avizora una gravísima emergencia por esta absurda decisión del alcalde Cárdenas, la cual ha sido rechazada por el gobernador, por los demás alcaldes del área metropolitana, por todo el personal de la salud y hasta por la misma ciudadanía.
Pero la presencia de Juan Carlos Cárdenas como alcalde de Bucaramanga es culpa de los mismos bumangueses. Él no llegó a ese cargo por decreto ni por obra y gracia del Espíritu Santo. Siendo un personaje desconocido en la ciudad, casi 140 mil personas votaron por él y lo eligieron. Cualquiera de los demás candidatos, Jaime Andrés Beltrán, Claudia López, Fredy Anaya, Carlos Toledo, Sergio Eduardo Prada, Sergio Isnardo Muñóz o Pedro Nilson Amaya, habría sido un mejor alcalde.
Antes de la elección se les demostró a los bumangueses que Cárdenas no era el mejor candidato; se les informó sobre sus turbios negocios con Cemex en el Perú; se les mostraron los documentos de sus oscuras andanzas en Panamá; se les hizo ver que no reunía las condiciones para ser un buen alcalde; pero no hicieron caso. Ahora lo están padeciendo. Y lo seguirán padeciendo hasta diciembre del 2023 porque en Colombia los procesos de revocatoria del mandato son falsas ilusiones. Será tan mal alcalde que hasta su padrino y mentor, Rodolfo Hernández, ya está desilusionado y está hablando contra él.
Eligieron a Cárdenas por hacerle caso al también mal alcalde Hernández que no hizo nada en favor de la ciudad, empezando por la trampa de las 20 mil viviendas que había prometido de las cuales no construyó ninguna. Lo único que estuvo a punto de hacer Hernández fue firmar un contrato de basuras con la empresa Vitalogic para que uno de sus hijos se ganara 300 mil millones de pesos de coima ilícita. Ni siquiera pudo terminar su mandato por las sanciones que le impuso la Procuraduría. Pero los bumangueses le obedecieron a Hernández y eligieron a Cárdenas.
Por eso hoy los bumangueses ni siquiera deberían quejarse. Merecen el mal alcalde que tienen. Y apenas van nueve meses. Faltan 39 meses.
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