El pontífice sostiene que una interpretación incorrecta de estas nociones causó «un enorme daño que aún se nota»
Los placeres de comer o de una relación sexual amorosa son «divinos», pero han sido víctimas injustas del «exceso de celo» por parte de la Iglesia Católica en el pasado, afirma el papa Francisco en un libro publicado esta semana en Italia.
«El placer viene directamente de Dios. No es católico, ni cristiano, ni nada por el estilo, es simplemente divino», asegura el Pontífice en la obra ‘TerraFutura, diálogos con el papa Francisco sobre ecología integral’, del escritor y gastrónomo italiano Carlo Petrini, citado por la agencia de noticias AFP.
Según Francisco, la Iglesia Católica «ha condenado el placer inhumano, brutal, vulgar, pero en cambio siempre ha aceptado el placer humano, sobrio y moral». Asimismo, sostiene que no hay lugar para una «moralidad exagerada» que niegue el placer, algo que admite que existió en el pasado, pero insiste en que se trata de una «interpretación incorrecta del mensaje cristiano».
«El placer de comer sirve para mantenerse saludable, al igual que el placer sexual sirve para que el amor sea más hermoso y garantizar la continuidad de la especie», dijo el Papa al autor del libro. Los puntos de vista contrarios a esta idea «han causado un enorme daño que aún se nota con fuerza hoy en día en algunos casos», agregó, enfatizando que «el placer de comer y el placer sexual provienen de Dios«.
En algunos sectores de opinión, a propósito de las palabras del Papa Francisco, hoy se recordaron dos versículos que aparecen en la Biblia sobre los pecados de la carne :
1 Juan 2:16
«Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo».
Gálatas 5:19-21
«Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son : inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios».
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